Haces una cosa y no te gusta, vuelves a intentarlo y sigue sin gustarte. Se convierte en un acto repetitivo, así que te frustras y decides dejarlo a la mitad, entonces, estamos hablando del perfeccionismo.
— ¡Qué difícil tema! — Me estoy diciendo en este momento.
Ser perfeccionista se confunde con perseguir la excelencia. En una sociedad que premia la meritocracia y señala los errores, hemos comenzado a creer que siempre podemos hacerlo mejor, como si nunca fuera suficiente lo que ya hicimos.
Las redes sociales muestran la mejor parte de nuestras vidas, el marketing y la publicidad crean escenarios, maquillan personas, les piden actuar de una forma y al final un editor se encargará de retocar el contenido.
Por mucho que se justifiquen los anunciantes, no dejan de perseguir esa perfección en sus anuncios.
![Jitomate rebanado](https://escritorporaccidente.com/wp-content/uploads/2024/04/como-dejar-de-ser-perfeccionista-1024x640.jpg)
Debemos de entender que somos humanos, hu-ma-nos. Formamos parte de un ecosistema perfectamente imperfecto, con siembras irregulares, nuevas enfermedades, crisis, calles a medio pavimentar, etcétera.
Si logramos concientizar esto… Quizá, abracemos la naturalidad de la vida y aceptemos que la perfección no existe, aunque la propaganda diga que sí.
Hazlo a tu manera, bien dicen por ahí que la autenticidad y originalidad son rasgos sumamente atractivos.
![Personas en la fila del supermercado](https://escritorporaccidente.com/wp-content/uploads/2024/04/perfeccionista-1-1024x640.jpg)
Hay cosas más importantes en el mundo
Cuando somos perfeccionistas caemos en la trampa de corregir las cosas a cada instante; Volver a barrer, cambiar las décimas de ese archivo en excel, pasarle el trapo una vez más a tu coche o tomar una última foto (haber si ahora sí sale bien).
No avanzamos, nos quedamos estancados en esa búsqueda del resultado perfecto y mientras tanto, el tiempo sigue agotándose.
A mí personalmente me funciona aceptar la incomodidad del resultado y perseguir el siguiente reto.
Por ejemplo: Escribo un artículo, hago la revisión y lo subo a mi blog. Una vez arriba puedo corregirlo si algo es sumamente visible, pero eso no puede interferir con la escritura de mi siguiente artículo.
Es una forma de continuar y no engancharme con lo mismo. También soy consciente que en la marcha se aprende, entre más artículos escriba mejor será mi escritura.
A veces, somos nosotros mismos quienes más nos juzgamos y esto nos hace creer que el mundo entero lo está haciendo, no mi estimado, solo es tu mente jugando en contra.
Evan B.
![Imagen para promoción del libro Como ser un estoico, escrito por Massimo Pigliucci.](https://escritorporaccidente.com/wp-content/uploads/2024/07/libro-como-ser-un-estoico-1-1024x341.jpg)
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